Sí, lo he meditado bastante y no es que no se enteren, es que no se quieren enterar, porque, si lo hicieran, si llegaran a aceptar que “el fin no justifica los medios” -o para decirlo en un lenguaje más cercano: que “la necesidad no hace la virtud”-, si llegaran a plantearse estas verdades consuetudinarias, terminarían por ver temblar, no solo sus propios cimientos intelectuales, sino hasta sus propios medios de vida. En el arte, o, mejor dicho, en la Creación, el tema no importa, es una mera excusa o, mejor dicho, es un mero “lugar común” para poder expresar a otros lo que uno siente ante la realidad.
Claro, para poder aceptar esto, lo primero que hay que aceptar es que la realidad no existe tal cual, la realidad es “ese espacio, ese silencio cóncavo, ese devenir permanente” que necesitamos los humanos para poder relacionarnos, para poder reconocernos, para poder manifestar nuestra identidad.
Viene todo esto a cuento de una exposición que acabo de ver en el Centro Párraga: “Rosa Agnosia” de Juan Belando, muestra comisariada por la pareja Carolina Parra y Nacho Ruiz, ambos pertenecientes a la generación más importante de intelectuales desde aquella de los años veinte murcianos (SIC).
Entre otras esculturas, se presenta una titulada “Cara de ajuste”, justificada o explicada por el propio autor como sinónimo de nuestra dependencia actual con la virtualidad; algo así como la cara que se nos quedaría si, de repente, perdiéramos esa realidad. Para el que no lo comprenda, en folleto adjunto a la muestra se explica que se refieren a la “Carta de ajuste” que las televisiones ponían al terminar las emisiones. ¿Se da usted cuén…?
A partir de esto, pues eso, que “mientras rule no es chamba”.
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