jueves, 23 de diciembre de 2021

EL TEMA COMO EXCUSA (Lo que queda de Auschwitz)

 

"Postes y alambradas" 


Acaba de inaugurarse en la sala alta del Palacio Almudí la exposición “Lo que queda de Auschwitz” del fotógrafo madrileño Juan Pedro Revuelta, conocido, sobre todo, por ser uno de los pocos fotógrafos que siguen utilizando, para algunos de sus trabajos, técnicas fotográficas del siglo XIX como pueden ser el daguerrotipo o la platinotipia.


En este caso, el proyecto está concebido en torno al campo de concentración que los nazis alemanes montaron en 1941 cerca de Cracovia (Polonia), concretamente sobre el segundo de ellos, conocido como Auschwitz-Birkenau -también conocido como “Solución final” por ser el campo destinado principalmente a deshacerse de los judíos allí trasladados-. Con el uso de “las técnicas nobles” -como define el comisario de la muestra Pedro Alberto Cruz a estos procedimientos fotográficos del siglo XIX-, técnicas como el daguerrotipo, la platinotipia o el colodión húmedo, Revuelta nos enseña algunos rincones, paisajes, imágenes y objetos que pueden verse en aquel lugar.


 

Juan Pedro Revuelta -a la izquierda- saludando a un visitante de la exposición.


Los resultados de estas tomas y su posterior tratamiento, presentan la estética y, por tanto, la poética visual que aquellas técnicas del siglo XIX suelen provocar en el espectador: Al contemplarlas, ante el hecho de tratarse de imágenes con efectos muy pictorialistas -desenfoques zonales, acabados muy plásticos, luces románticas…-, fácilmente se producen unas sensaciones de curiosidad y de nostalgia por todo aquello que se nos fue, por los tiempos pasados.

 

Pero una vez que hemos visto con detenimiento las curiosas imágenes -algunas de las cuales se repiten hasta la saciedad (véanse los montones de zapatos, por ejemplo)-, pues resulta que empiezan los vacíos, las orfandades, las preguntas, la crítica…, intentando con todo ello explicarnos el por qué ante cierto desengaño que uno siente tras la visita.



"La ejecución de Rudolf Höss"


 

De entrada, no nos encaja muy bien la técnica utilizada con el tiempo que se rememora. Más bien debería haberse hecho con una de aquellas leicas que utilizaban en la Agencia Magnum. Ahora, si como hemos leído por ahí, los gases utilizados para matar en este lugar -Zyklon B, o sea, cianuro potásico y un ácido-, podrían también producirse si al emplear la técnica del colodión húmedo no se lava perfectamente el ácido acético utilizado para frenar la acción del revelador y podría producirse también Zyklon B, pues nos parece un argumento bastante endeble y demagógico.


 

Visitante de la muestra leyendo uno de los textos que la acompañan.



Pero hablando de demagogias, llegamos a la parte literaria; es decir, a una serie de textos que andan por allí colgados y que acompañan a las fotografías. En uno de ellos se nos habla de que el autor utilizó dos tiempos para llegar a estos resultados: un primer tiempo para realizar las imágenes y una segunda época de reflexión “sobre cómo gestionar todo ese material para evitar los estereotipos que a lo largo de los años se han impuesto en la cultura visual del Holocausto”. O sea, que lo que vemos en las fotos no es estereotipo de una cultura visual de aquellos acontecimientos. Entonces, ¿qué coño es?

 

El no va más de aquellos textos se refiere a que los travesaños de una horca en la que se ejecutó a uno de los máximos responsables -Rudolf Höss-, “detienen el tiempo en el interior de su perímetro…, encuadra una ausencia, la de un criminal cuya muerte constituye un acto de justicia”. Increíble, pero cierto. Allí está escrito en negro sobre blanco -como se dice ahora-, olvidándose de que tal reflexión sobre el interior del rectángulo que se produce entre dos palos verticales, uno horizontal superior y el suelo, en primer lugar, no tienen significado alguno per sé y, en segundo lugar, que en la actualidad ninguna causa puede justificar la ejecución de un ser humano, por muy culpable que sea.

 

Resumiendo, unas curiosas imágenes -curiosas solo por la técnica utilizada-, pero con un contenido temático demagógico y metido con calzador para justificar intelectualmente el trabajo. Vamos, que daba lo mismo haberlo hecho sobre Auschwitz, como sobre el Coliseo romano o sobre el mismo Mar Menor.

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