miércoles, 12 de junio de 2024

CARTA ABIERTA A NACHO RUIZ (CARTA, QUE NO TROLL)

Querido amigo Nacho:

 

Ante tu especie de llamada de socorro por el acoso que sufres de un deep hater del arte contemporáneo, varios amigos comunes me la han hecho llegar, seguramente pensando que se trata de mi humilde persona. Como entre nosotros, por esa vía que utilizaste, no existe amistad, es por lo que te escribo a través de esta otra vía, aunque, sinceramente me gustaría hacerlo frente a un café, al cual me encantaría invitarte; lo mismo que, como te dije un día y hoy reitero, también me gustaría retratarte, pues en última instancia eres alguien que forma parte de mi tiempo. Y además me interesas. Para terminar con tu “llamada de socorro”, yo creo que no deberías seguir aguantando ese sufrimiento. Dedícale un artículo en La Verdad, a ver si por fin La Verdad lo deja a él responderte con los mismos medios.

 

En cualquier caso y por si se tratara de mí, como comprenderás -bueno, por lo visto no lo comprendes-, me importan tres leches todo lo que huela a arte contemporáneo, pero lo que huela a arte contemporáneo vacío, de ese que necesita de teóricos y vendemuebles para poder llegar a algo, aunque sea a ocupar los espacios públicos y algunos salones de nuevos ricos despistados. Ahora, si, por ejemplo, se trata del arte contemporáneo de Ramón Gaya, sobre todo, si se trata de sus homenajes con copa y flores realizados a partir de los ochenta, sí que me importa y mucho.

 

Quiero con esto decir que la única diferencia entre tú y yo -me refiero a diferencia sustancial- se encuentra en los gustos y disgustos que nos provocan el arte y todas sus derivadas. En el fondo se trata de una persona que gestiona y comercia con el arte y de otra persona que le gusta opinar sobre lo que ve, nada más. Personalmente nos conocemos muy poco pero no siento deep hater alguno hacia ti más allá de tus responsabilidades públicas con el arte. Si la exposición que montaste en el Almudí sobre el centenario del Suplemento Literario de La Verdad, me pareció una gran oportunidad perdida, pues lo digo. Si dices que el Museo Ramón Gaya debe ser un espacio dedicado a los pintores de aquellos años primeros del siglo y, encima, haces comentarios públicos -o semipúblicos- en el sentido de decir que Ramón Gaya es un pintor comercial, pues déjame que yo pueda decir que no entiendo tu interés por ser director de ese Museo, a no ser que buscaras el funcionariado a toda costa. Si inauguras en tu galería una exposición de un artista y ese mismo día inaugura en un espacio público una exposición que tú comisarías, pues déjame que me parezca algo desafortunado -por no decir interesado- y que lo diga. ¿Acaso he hablado últimamente mal de algo tuyo privado? Pues que no te quepa duda de que el día que montes algo que me parezca estupendo, lo diré de la misma forma que digo lo contrario. Eso se llama libertad, la misma que tú tienes para decir lo que dices y hacer lo que haces.

 

Un abrazo, sincero.

 

Juan Ballester

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