sábado, 28 de septiembre de 2024

CUÁNTO SE HA PINTADO Y TODO QUÉ BONITO (Un Ciclo Pictórico Regional. Murcia 1930-2000)

 

Sala del Almudí con la exposición "Un Ciclo Pictórico Regional. Murcia 1930-2000.


Si de algo sirven exposiciones como la presente es, precisamente, para poder darnos cuenta de que nada tiene que ver el tocino con la velocidad. Me explico: Entra uno en El Palacio Almudí y en la Sala Municipal de La Glorieta con la idea de que va a revisar, a recordar o a valorar una época pictórica determinada, concretamente la de sus últimos setenta años y, desgraciadamente, te encuentras con un inventario de casi todos los pintores que de forma más o menos profesional se han dedicado a exponer en nuestra región, pero no como se indica hasta final del siglo XX, sino desde 1930 hasta 2024. Claro, como finalmente son tropecientos, se ha escogido únicamente un cuadro por artista, con lo que la visita, a la par que insustancial, también resulta bastante aburrida. Es algo así como cuando alguien te enseña, página a página, su colección de sellos o de billetes en un álbum. Estarán todos los sellos y todos los billetes, pero a partir de la segunda hoja, aquello nos resulta insufrible.

 

Decimos insustancial porque es imposible hablar de una época sin haber realizado, previamente, una buena selección, tanto de los artistas como de las obras de los mismos. El “Cuánto se ha pintado y todo qué bonito” que decía aquella señora amiga de Gaya, no es más que la demostración de que no se tiene una idea clara sobre el tema, ni por cantidad ni por calidad de las obras. Como meter en una misma época a Bonafé, Gaya o Gómez Cano, con mi querida amiga Carmen Artigas, es tanto como no tener un criterio claro sobre lo que se quiere. Y que conste que citamos a la pintora naif Carmen Artigas, como podríamos citar otros tantos de los allí representados.

 

Por cierto, si se trata de meter a todos los artistas plásticos, según parece, ¿por qué no están la fuentealamera Concha Martínez Barreto o el cartagenero Enrique Nieto Navarro, pongamos por caso?

 

Después, creemos que tampoco se han tenido muy buenos criterios para la selección de las obras representativas de los artistas. Por ejemplo, lo de Sofía Morales o lo de José María Párraga, cuadros ambos firmados por sus autores, pero que son muy poco representativos de los verdaderos valores de sus obras. Otra cosa habría sido que se hubiesen escogido a bastantes menos pintores y, de paso, haber expuesto más obras de cada uno y, a ser posible, intentando hilvanar, estética y pictóricamente, esa larga época de nuestra pintura regional.

 

Está claro que ser historiador del arte -profesión de nuestro también querido amigo Martín Páez, comisario responsable de la muestra- no es garantía alguna de acierto. Quien haya realizado la carrera de Historia del Arte en Murcia sabrá de lo que estoy hablando, pero, es que, aparte de los conocimientos sobre los datos, los estilos y las fechas, un comisario de arte debe tener, ante todo, unos criterios estéticos y hasta un gusto pictórico. El gusto que sea, el suyo mismo porque para eso es responsable, pero una muestra nunca debería ceñirse, únicamente, a un mero censo notarial.

 

Juan Ballester

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