martes, 19 de enero de 2016

KEEP POLITICS OUT OF THIS PICTURE



Hasta el próximo día 29 de enero el artista santanderino Javier Arce expone su obra "Keep politics out of this picture" en la galería T20. Ya de entrada, un título así, con ese mensaje ("Mantenga la política fuera de esta imagen", según el traductor de Google, claro), te hace que vayas a visitar la muestra con cierta expectación, o dicho de otro modo, con cierta prevención: política, imagen, reflexión...
Evidentemente la línea expositiva de esta galería es de sobra conocida y no deja dudas en cuanto al estilo y temática de sus muestras, aunque para ser honesto debo confesar que dejé de interesarse por este tipo de manifestaciones artísticas de vanguardia desde hace mucho tiempo, solo que ahora, al asumir de nuevo mi actividad crítica, te obligas a volver a mirar, a retomar aquello que dejaste por ¿imposible? Para ello he querido visitar la exposición de Javier Arce sin información alguna, sin condicionante previo, sin adoctrinamiento o aleccionamiento literario. Es verdad que cualquier tipo de arte requiere su tiempo, su aclimatación -cómo me acuerdo ahora de esos anti-taurinos que repudian el toreo en base a imágenes preconcebidas o a una simple visita a una plaza-, pero en este caso, en este volver a saber quién eres ante una obra, decidí tirarme al vacío, asomarme sin llamar previamente, que es como creo que se debe hacer.

La muestra, toda la muestra se compone de cuatro dibujos ¿? -o una especie de dibujos con tratamiento tecnológico a base de impulsos binarios y tema romántico- y de cuatro esculturas/instalaciones relacionadas con la construcción: alambre, tejas, piedra antigua y madera con talla industrial. Los dibujos están colgados en la pared y el resto de obras sobre el suelo de la galería. Y no hay más, bueno, no hay más, o sí, depende.



Después de mirar una exposición así y no ver absolutamente nada -y nada nuevo-, uno no deja de preguntarse por qué, qué te ha pasado para estar tan alejado de esto, de este mundo llamado artístico, de estas manifestaciones autodefinidas como de vanguardia. Y lo que es peor, no solo te sientes alejado, sino sordomudo a todo, como de otro lugar, de otro tiempo. Te esfuerzas, miras por allá y por acá, intentas descubrir dónde está la gracia, dónde el misterio. Hay momentos en que dices: Ah, claro, no es así, esto no es racional o no tiene referencias concretas, pero tampoco, tampoco es eso, o sí, no sé. Pasas de una pieza a la otra, la analizas -o haces un esfuerzo por analizar lo que te parece nada-, pero sigues en blanco, sigues, peor aún, más perdido, más triste en mi caso.



Finalmente lo vuelves a intentar, aunque ya con ayuda del soporte literario, con toda una explicación metafísica del porqué de todo aquello: "El arte puede ser político, pero debemos eliminar y evitar cualquier tipo de intervención por parte de lo que hoy hacemos llamar políticos y su política...", se escribe en el catálogo/web de la exposición, junto a otros párrafos -algo desconexos entre sí- sobre el tiempo y su percepción (Agamben), sobre la casa propia como reflejo de nuestra coetaneidad o sobre el estado de crisis permanente en el que nos encontramos. Y tras leer todo lo que se escribe como respaldo intelectual de las obras, resulta que si antes, directamente, no habías visto nada, ahora ya estás más seguro de que no había nada que ver, acaso se trataba de creer a ciegas, como un acto más de fe.

1 comentario: